Julio del 2016.
Compañeras, compañeros
y compañeroas de la Sexta en México y el mundo:
Artistas de los cinco continentes:
Magisterio en resistencia:
Reciban todos, todas, todoas, el
saludo que les mandamos junto con las comunidades indígenas
zapatistas. Les escribimos esta carta para platicarles de lo
que miramos y escuchamos en este pasado mes de junio y para
comunicarles una decisión que hemos tomado como zapatistas que
somos. Va pues:
Las lecciones de arriba.
En el mes de junio, en unas cuantas
semanas, se ha impartido una verdadera cátedra que nos enseña y
educa.
Se ha desnudado, una vez más, el
carácter del Estado en México: en lo que se refiere a la llamada
“Ley 3 de 3”, en cuanto los capitalistas les chasquearon los
dedos, todos los poderes institucionales corrieron a corregir lo que
no era del gusto de su amo. No conformes con saber que mandan,
los grandes señores del dinero mostraron, a quien quisiera verlo,
quién decide realmente. Desde el Ángel de la Independencia
(para así burlarse de lo que representa), con trajes y corbatas de
marcas exclusivas, un puñado de amos se manifestaron para así dar
una clase de política moderna. “Nosotros mandamos”,
dijeron sin palabras, “no nos gusta esa ley. No necesitamos
poner muertos, ni hacer marchas, ni recibir golpes, humillaciones,
cárcel. Tampoco necesitamos manifestarnos. Si ahora nos
mostramos es sólo para recordarles a todos los políticos cuál es
su lugar, a los que están en el gobierno y a los que aspiran a
gobernar. Y a la prole, bueno, sólo para que se dé cuenta de
cuánto desprecio nos provoca”. Después pasó lo que pasó:
la legalidad del sistema (quienes la fabrican, quienes la ejecutan y
quienes la sancionan), mostró su verdadera razón de ser: en unas
cuantas horas, las “instituciones” gubernamentales se
atropellaron para pedir disculpas y buscar cómo remediar el enojo de
los grandes señores. Como capataces prestos a servir a los
amos, los gobiernos se postraron y maniobraron para que la ley se
adecuara a los designios del sistema. “Ni siquiera la
leímos”, tartamudeaban los legisladores mientras hacían
reverencias y se disculpaban servilmente.
Pero en cuanto el magisterio en
resistencia, y las comunidades, movimientos, organizaciones y
personas que lo apoyan, demandaron la abrogación de la reforma
educativa (en realidad es sólo la plataforma para la precampaña
presidencial del aspirante a madrina judicial, Aurelio Nuño), el
gobierno y sus amos se dijeron dispuestos a todo (es decir a usar la
fuerza) para defender “la legalidad”. Con aire más
histérico que histórico, remarcaron que la ley no se negocia.
Y lo declararon apenas unas horas después de que se humillaron
frente al poder del dinero… para negociar la modificación de una
ley.
No les importó insistir en la
arbitraria imposición de una reforma educativa que ni siquiera han
leído.
Bastaría que le dieran una lectura
atenta para que se dieran cuenta que de educativa no tiene nada.
No deja de ser patético que la clase política, y medios que la
acompañan, digan que defienden la institucionalidad, las leyes y la
justicia, mientras se exhiben impúdicamente.
En junio la lección de arriba ha sido
clara y cínica: en México el capital manda, y el gobierno obedece.
Las lecciones de abajo.
Por su lado, las maestras y los
maestros agrupados en torno a la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación (CNTE), así como las familias y
comunidades que los apoyan, han dado también clases en las calles,
caminos y carreteras del México de abajo.
En unas cuantas semanas han desmontado
toda la escenografía construida por la clase política, después de
varios años y mucha paga, para disfrazar, bajo el nombre de “Pacto
por México”, la nueva guerra de conquista que se sintetiza en las
llamadas “reformas estructurales”.
El digno movimiento de resistencia
magisterial ha puesto también en evidencia la profunda
descomposición de las instituciones gubernamentales federales,
estatales y municipales. La corrupción, la ineficacia y la
torpeza gubernamentales ya no se pueden ocultar detrás del
maquillaje que, serviles, proporcionan los medios de paga y las redes
sociales manipuladas con la misma impericia con la que gobiernan.
Para tratar de manipular el “mal
humor” social y dirigirlo contra el magisterio democrático,
gobiernos y grandes medios de comunicación de paga, montaron una
impresionante (e inútil) campaña de calumnias y mentiras: los
pobres no tienen gasolina, cerveza, trago, dulces y golosinas, pan de
caja, y el olote molido que se vende como “harina de maíz”.
Y la culpa es de los maestros. Pero no porque se inconformen,
sino porque no son grandes propietarios.
Al menos acá en Chiapas, el supuesto
desabasto de gasolina no fue sino una descarada especulación de los
empresarios del ramo, que sabían que el precio subía el viernes y
desde el martes empezaron a correr el rumor, en redes sociales, de la
escasez. En las gasolineras, curiosamente, sólo había el
combustible llamado diesel, que es el que no subiría de
precio. Los despachadores dijeron que sí había, pero “el
patrón dijo que racionáramos y luego que pusiéramos los letreros
de que no hay. Y también le metieron mano a las bombas, así
que los litros no fueron litros sino menos. Pero eso ya es de
antes, aunque no haya bloqueos”.
Del mismo modo, la escasez de alimentos
y productos perecederos se dio sólo en los grandes supermercados.
En los mercados populares continuaban ofreciéndose frutas,
legumbres, maíz, frijol, arroz, carne, huevos, sin que se hubieran
aumentado los precios. Cierto, empezaron a escasear productos
como bebidas gaseosas embotelladas, cigarros, cervezas y licores, así
como lo que se conoce comúnmente como “comida chatarra”.
Los “intereses de terceros” a los
que se refiere el gobierno cuando dice que son afectados, son nada
más y nada menos que los intereses de las grandes empresas del
capital comercial.
Mientras gobernantes, medios y redes
sociales que los acompañan, se desgañitaban diciendo que el
movimiento magisterial era sólo en los estados más pobres, cuyo
retraso social es culpa, claro, de la CNTE, ocurrió que, en
Monterrey, Nuevo León, miles de maestras y maestros tomaron, no una
sino
varias veces, las calles del otrora
cubil del gran capital nacional, y demandaron la abrogación de la
reforma educativa.
Cuando el magisterio en resistencia
decidió abrir los bloqueos a autos particulares, transporte público,
pipas y transporte local, pero no a los transportes de las grandes
empresas, los capataces rugieron furiosos, amenazaron y exigieron que
sí dejaran pasar las mercancías que alimentan al gran capital,
aunque no transitara “la plebe”.
Y en los medios de paga: gran difusión
a los aviones de la SEDENA, usados como camiones repartidores de
Maseca (no de maíz), con los que iniciaba el vuelo la precampaña de
José Antonio Meade para relevar a Aurelio Nuño como precandidato
presidencial; mientras se ocultaba que otros aviones Hércules
transportaban tanquetas antimotines y tropas de la policía federal a
Chiapas y Oaxaca… y Guerrero… y Michoacán… y Tabasco… ¿y
Nuevo León? ¡Ah, la rebelde geografía de la rebeldía!
No. A los de arriba no les
interesan ni la educación ni los niños. Vaya, ni siquiera les
interesa la supuesta reforma educativa. Ni el triste policía
que despacha en la Secretaría de Educación Pública, ni ningun@ de
l@s legislador@s que votaron la reforma, la han leído. Y
cuando los maestros les plantean que tal o cual artículo es lesivo,
voltean nerviosos a ver a sus asesores y guaruras, no sólo porque no
saben qué dicen esos artículos, también porque no saben qué
quiere decir la palabra “lesivo”. Lo único que les importa
es colarse en la sucesión, es ver a quién le toca la candidatura
presidencial en el PRI o en el resto de partidos políticos.
Pero, pese a amenazas, golpes, prisión
y a la indignante matanza de Nochixtlán, Oaxaca, los maestros y
maestras resisten. Pero ya no solos.
Cuando se esperaría que, después de
una amenaza, disminuyera la presencia de personas en los bloqueos y
plantones, lo que ocurre es que… llegan más maestros… ¡y
vecinos de barrios, colonias, poblados y comunidades!
Así, el magisterio en rebeldía y el
pueblo que lo apoya, concluyeron su cátedra pública, gratuita y
laica del mes de junio y nos dieron una lección más completa: en
México el capital manda, y el gobierno obedece… pero el pueblo se
rebela.
Lo más importante.
Cuando, como zapatistas que somos,
decimos que respetamos un movimiento, quiere decir eso: que lo
respetamos. Quiere decir que no nos inmiscuimos en sus modos y
tiempos, en su estructura organizativa, en sus decisiones, sus
estrategias y tácticas, sus alianzas, sus decisiones. Todo eso
que corresponde valorar y decidir a quienes lo forman.
Voten o no voten, se alíen o no con
partidos políticos, dialoguen o no dialoguen, negocien o no
negocien, acuerden o no acuerden, sean creyentes o ateos, flacos o
gordos, altos o chaparros, bonitos o feos, mestizos o indígenas.
Los apoyamos porque su lucha es justa. Y nuestro apoyo, aunque
bastante limitado, es incondicional. Es decir, no esperamos
nada a cambio.
Desafortunadamente, por nuestra esencia
como EZLN, la mayoría de las veces nuestro apoyo no puede ir más
allá de la palabra, y no son pocas las que debe ser en silencio.
En el caso del magisterio en resistencia, bastantes acusaciones y
presiones tienen ya, como para que ahora les carguen el estar siendo
“manejados” o “infiltrados” por organizaciones
político-militares.
Así que sépanlo bien en todo el
espectro político: todo lo que ha logrado el magisterio en
resistencia, ha sido, y es, con su propio empeño, con su decisión y
con su perseverancia. Son ellas y ellos, los maestros de grupo,
quienes han explicado su lucha, quienes han hablado en asambleas
comunitarias, en barrios y colonias, quienes han convencido. A
diferencia de otras movilizaciones, ahora el magisterio volteó a
mirar hacia abajo y hacia acá dirigió su mirada, su oído y su
palabra. Ha sido su resistencia la que ha convocado en su apoyo
a voces tan distantes unas de otras. Bueno, al menos así ha
sido, y es, en Chiapas. En lugar de calumniar o dar su nueva
versión de la “teoría del complot”, los servicios de
inteligencia (¡já!) gubernamental, así como medios que de ahí se
nutren, deberían aprender de las lecciones de las maestras y
maestros.
Nuestras limitaciones económicas
(producto de nuestra rebelde resistencia, no de los bloqueos
magisteriales), nos impedían, hasta ahora, mandarles a maestras y
maestros, y a las comunidades que los apoyan, algo sustancial (por
ejemplo, maíz y no maseca) que alivie las difíciles condiciones en
las que resisten todas las guerras que hay en su contra.
Tampoco podemos hacer grandes
movilizaciones, porque no tenemos subvención económica
institucional, y cada movimiento, así sea mínimo o simbólico,
debemos sufragarlo con nuestra muy limitada economía.
Sí, lo sabemos. Nos pueden decir
ahora la consigna de “Ese apoyo no se ve”. Pero nosotras,
nosotros, zapatistas, no queremos que se vea, ni que voten por
nosotros, ni que se afilien, ni que engrosen la lista de siglas en
que suelen convertirse los “frentes” y “frentotes”, ni que
nos “paguen” de cualquier forma.
Tampoco exigimos o esperamos
“reciprocidad”.
Nosotros, nosotras, zapatistas, sólo
queremos que las maestras y maestros sientan que los respetamos, que
los admiramos y que estamos atentas y atentos, tomando el apunte de
las lecciones que están dando.
Pensamos que hay que seguir
resistiendo. Y hoy, en esta geografía y en este calendario, la
resistencia lleva el rostro, la decisión y la dignidad del
magisterio en rebeldía.
Para decirlo más claro: para nosotras,
nosotros, zapatistas, lo más importante ahora, en este calendario y
desde la limitada geografía en la que resistimos y luchamos, es la
lucha del magisterio democrático.
La lección de los pueblos originarios.
Ojalá y se imponga el diálogo con
respeto y verdad, y no como simulación que esconde los preparativos
para nuevos golpes represivos. Ojalá se dé sin las bravatas y
golpes de mesa a las que es tan afecto quien cree que manda.
Ojalá y el grupo gobernante, el gran
capital y medios que los acompañan y sirven, dejen de estar jugando
a arrojar fósforos encendidos en la pradera que han secado con sus
políticas, corrupción y mentiras.
Ojalá y los que están arriba dejen de
pensar que la tormenta apagará el fuego que ellos, y nadie más, se
empeñan en avivar. Ojalá y alcanzaran a ver que la tempestad
terminará por ahogarlos también a ellos y que, entonces, no habrá
columnista de prensa escrita o electrónica, ni hashtag, ni red
social, ni programa televisivo o radial que les sirva de salvavidas.
Ojalá, pero en nuestra experiencia es
que no, que no será así.
Ya los pueblos originarios, compañeros
y hermanos del Congreso Nacional Indígena, lo han puesto claramente
al señalar que hablamos desde la tempestad.
“Desde la tempestad”, ésas han
sido las palabras elegidas por nuestras hermanas y hermanos en el
dolor, la rabia, la rebeldía y la resistencia, que se nombran en
común Congreso Nacional Indígena. Con sólo esas tres
palabras, el CNI dio una lección de calendarios y geografías
ignoradas por las redes sociales, los medios de paga y libres, y la
intelectualidad progresista. Nosotras, nosotros, zapatistas,
sentimos que esas palabras también eran nuestras y por eso le
pedimos al Congreso Nacional Indígena firmar conjuntamente.
Porque para los pueblos originarios las
amenazas, las mentiras, las calumnias, los golpes, la cárcel, las
desapariciones y los asesinatos, son parte de nuestra cotidianeidad
desde hace años, lustros, décadas, siglos.
Porque lo que ahora padece el
magisterio en resistencia, los pueblos originarios, sus barrios,
naciones y tribus, lo venimos sufriendo sin que nadie, como no sea la
Sexta, nos voltee a ver.
Porque desde hace tiempo, en sus
campos, valles y montañas, los pueblos originarios miramos y
conocimos lo que vendría para todos, para todas, para todoas.
Incluso para quien nos mira con desprecio, o como destino de la burla
y la limosna (es lo mismo), o como sinónimo de la ignorancia y el
retraso, incluso para quien, corto de vocabulario e imaginación,
reedita la palabra “indio” como insulto.
A todas, a todos, a todoas, les
decimos: si antes no lo vieron, véanlo ahora. Al mirar o
escuchar lo que hacen en contra de las maestras y maestros, piensen
“sigo yo”.
Porque después de los trabajadores de
la educación básica, siguen los pensionados, los del sector salud,
los burócratas, los pequeños y medianos comerciantes, los
transportistas, los universitarios, los de medios de comunicación,
todos los trabajadores del campo y la ciudad, indígenas y no
indígenas, rurales y urbanos.
Tal vez esta conclusión es a la que
llegan las familias que, sin pertenecer a organizaciones, partidos o
movimientos, apoyan al magisterio. Es porque se dicen “sigo
yo”, que se da el respaldo popular a los maestros. No importa
qué tanto se retuerza y gesticule Aurelio Nuño vociferando que los
maestros en resistencia atentan contra esas familias, contra sus
hijos. Esas familias apoyan el movimiento magisterial. Y
seguirán haciéndolo, aunque los medios y la maquinaria de paga en
las redes sociales se esfuercen, inútilmente, en hacerse eco de los
pobres argumentos que mal visten la represión en marcha.
Como si la lección del abajo, sin
rostro ni siglas, fuera: “Si allá arriba se agotó el tiempo, acá
abajo lo que se agotó es el miedo”.
Una decisión difícil.
Es el tiempo de las maestras y maestros
en resistencia. Es necesario y urgente estar con ellas y ellos.
Durante largos meses y en condiciones
extremadamente difíciles, las bases de apoyo zapatistas se
prepararon, ensayaron una y otra vez, y crearon expresiones
artísticas que, tal vez, sorprenderían a más de uno, una, unoa,
para el festival de CompArte.
Pero nosotros, nosotras, zapatistas,
pensamos que es tan importante el apoyo al magisterio, que hemos
decidido…
Primero. – Suspender nuestra
participación en el festival de CompArte, tanto en el caracol
de Oventik, como en el CIDECI de San Cristóbal de Las Casas,
Chiapas, que se celebraría entre los días 17 y 30 de julio del
2016.
Segundo. – Donar al magisterio en
resistencia la paga y los alimentos que habíamos ahorrado y
acumulado para nuestro traslado a Oventik y al CIDECI, para nuestra
manutención durante el festival, y para el regreso a nuestras
comunidades.
Tercero. – A l@s 1127 artistas de
todos los rincones de México, y a l@s 318 artistas de otros países
(entre los que se cuentan originarios de América, Europa, Asia,
África y Oceanía) registrad@s para el CompArteles pedimos
sinceramente que nos disculpen y que nos entiendan. Sabemos que
no son pocos ni los gastos ni el esfuerzo que les ha costado, además
de adecuar sus agendas, para venir y compartir sus creaciones con
nosotras, nosotros, zapatistas. Esperamos que lo que ahora
queda en suspenso, pueda celebrarse después. Esperamos que
comprendan que es una valoración ética la que nos ha llevado a esta
decisión. Analizamos todas y cada una de las opciones y
llegamos a la conclusión, errónea o no, de que es ésta una forma
de apoyar la lucha de maestr@s y comunidades.
Porque no estamos dispuestos a ser
esquiroles o a disputar al magisterio un protagonismo que se ha
ganado con dolor y rabia.
Les pedimos respetuosamente que, en la
medida de sus posibilidades, modos y tiempos, enarbolen su arte con
las maestras y maestros en resistencia, en sus actividades,
plantones, marchas, mítines y donde la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación y su quehacer artístico juzguen
pertinente.
Le pedimos también a loas
compañeroas de la Sexta que, en la medida de sus posibilidades,
en sus calendarios y geografías, creen los espacios y condiciones
para que las Artes y su irreverente desafío de imaginar otros
mundos, puedan celebrar la humanidad, sus dolores, sus alegrías, sus
luchas. Porque ése, y no otra cosa, es el objetivo
de CompArte.
Nosotras, nosotros, zapatistas,
estaremos en nuestros lugares, atentos a lo que pasa, a lo que se
dice y a lo que se calla. Seguiremos mirando con esperanza y
respeto todas y cada una de las resistencias que surgen frente a la
máquina depredadora.
Ahora guardaremos nuestros instrumentos
musicales, nuestras pinturas, nuestros guiones teatrales y
cinematográficos, nuestros trajes para los bailables, nuestra
poesía, nuestras adivinanzas (sí, había un apartado para las
adivinanzas), nuestras esculturas y todo lo que, pensando en ustedes,
habíamos preparado para compartirles.
Guardaremos todo eso, pero, como
zapatistas que somos, no descansaremos.
Desde las montañas del Sureste
Mexicano.
Subcomandante Insurgente
Moisés.
Subcomandante Insurgente Galeano.
México, julio del 2016.
Del cuaderno de Apuntes del Gato-Perro:
¡Vaya forma de crispar y polarizar
todo un país! ¿Quién los asesora? ¿Los mismos que les
dijeron que ganarían en las elecciones estatales, que no habría
Brexit y que, ya votado, el impacto será menor, que la máquina
funciona tan bien que ronronea? ¿O los empresarios escondidos
detrás de “Mexicanos Primero”? Bueno, si esas mentes son
las que les hicieron la reforma educativa, pues ahí tienen una
muestra de su gran capacidad de “análisis”. ¿Les dijeron
que Oaxaca es un tipo de queso? ¿Que Chiapas es el nombre de
la finca de los Velasco, los Sabines, los Albores? ¿Que
Guerrero tiene sus límites marcados por la autopista del Sol y las
zonas hoteleras? ¿Que en Michoacán lo que hay que cuidar es
la mariposa Monarca? ¿Que en Nuevo León no pasa nada?
¿Que Tabasco es un edén? ¿Que los trabajadores de la Salud
van a soportar callados? ¿Que la Nación entera se va a
limitar a desahogarse con hashtags ingeniosos? Bueno, ahora
resulta que están recibiendo lecciones de geografía nacional: el
apellido de Oaxaca es “Indómita”; Chiapas es la cuna del EZLN,
es donde el siglo XXI se adelantó, donde se anunció el fin de un
mundo (el de ustedes), y es donde la cultura, las ciencias y las
artes gritan lo que callan los medios de paga; Guerrero (y el país
entero) se llama Ayotzinapa; en Michoacán hay un lugar que se llama
Cherán y otro que se llama Ostula; y en todos los puntos cardinales
hay un abajo que no se rinde, que no se vende, que no claudica.
Si no cambian la Reforma Educativa, al menos sí cambien de
asesores. Ah, y díganle a “Mexicanos Primero” que la
realidad ya los evaluó: están reprobados.
Doy fe.
Grrr, meow.