sábado, 21 de marzo de 2015

Ataques a Migrantes.

Los de Abajo.
Por Gloria Muñoz

Los ataques a migrantes en Chiapas y Tabasco se recrudecen. Son los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) o la delincuencia organizada, o los dos juntos –que en muchos casos son los mismos– quienes todos los días ponen en peligro la vida de cientos de personas en su tránsito por México rumbo a Estados Unidos.

La situación, advierten desde la Casa de Refugio de Migrantes La 72,es alarmante. Nos están orillando, junto con las personas migrantes, a tomar no sólo otros caminos para seguir transitando por México, sino, sobre todo, otros caminos para enfrentar la cruel realidad, dice, casi desesperado, fray Tomás González, quien precisamente por su enorme compromiso, esta semana obtuvo el Premio Nacional de Derechos Humanos Don Sergio Méndez Arceo, más que merecido por su trabajo en un contexto de extrema violencia hacia uno de los sectores más vulnerables del México de abajo.

El 6 de marzo un centroamericano de 20 años se ahogó en un río al que, desesperado, se aventó tras la persecución de agentes del INM y la Policía Federal, lo que visibilizó una situación más que grave, pues a pesar de que pidió ayuda, los agentes, aseguran sus compañeros, sólo dijeron: Dejen a ese pendejo. El cadáver estuvo tendido más de 10 horas a orillas del caudal. Esta es la aplicación del Plan Frontera Sur, supuestamente para proteger a migrantes.

Hoy, dicen fray Tomás y su equipo, ¡hemos decidido enfrentarlos!, pues debido a que los representantes del INM se saben observados en sus violentos operativos, se internan en la selva, los pantanos por donde pasa el tren y poner en extremo peligro la vida de las personas. Por eso la estrategia de La 72 es ir a los lugares donde ello ocurre y documentarlo.

Organizaciones de derechos humanos denunciaron que el saldo reciente del Plan Frontera Sur dejó al menos cuatro migrantes ejecutados –uno menor de edad– y un niño lesionado, tan sólo en las dos semanas pasadas. Lejos de proteger, denuncian, el Estado aborda el tema como problema de seguridad nacional, sin perspectiva de derechos humanos y sin una estrategia que realmente erradique al crimen organizado que está apoderado de las rutas que usan los migrantes.

Fray Tomás y el resto de defensores no pueden solos; requieren del apoyo de cada mexicano para obligar al Estado a garantizar la protección de quienes son, literalmente, los condenados de la tierra.

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